Así como es importante que los niños comprendan las estructuras y el contenido de un cuento, es al mismo tiempo valioso que ellos construyan sus propios relatos.
Lo que haremos ahora es presentar algunas alternativas para la elaboración de cuentos en el aula.
imagen tomada de : http://bibliotecasdecartama.wordpress.com/
tomado de: www.ciudadseva.com
comparto antes de comenzar un texto valioso de Horacio Quiroga:
Manual
del perfecto cuentista
Horacio Quiroga
Una larga frecuentación de
personas dedicadas entre nosotros a escribir cuentos, y alguna experiencia
personal al respecto, me han sugerido más de una vez la sospecha de si no hay,
en el arte de escribir cuentos, algunos trucos de oficio, algunas recetas de
cómodo uso y efecto seguro, y si no podrían ellos ser formulados para
pasatiempo de las muchas personas cuyas ocupaciones serias no les permiten
perfeccionarse en una profesión mal retribuida por lo general y no siempre bien
vista.
Esta
frecuentación de los cuentistas, los comentarios oídos, el haber sido
confidente de sus luchas, inquietudes y desesperanzas, han traído a mi ánimo la
convicción de que, salvo contadas excepciones en que un cuento sale bien sin
recurso alguno, todos los restantes se realizan por medio de recetas o trucos
de procedimiento al alcance de todos, siempre, claro está, que se conozcan su
ubicación y su fin.
Varios
amigos me han alentado a emprender este trabajo, que podríamos llamar de
divulgación literaria, si lo de literario no fuera un término muy avanzado para
una anagnosia elemental.
Un día,
pues, emprenderé esta obra altruista, por cualquiera de sus lados, y piadosa,
desde otros puntos de vista.
Hoy
apuntaré algunos de los trucos que me han parecido hallarse más a flor de ojo.
Hubiera sido mi deseo citar los cuentos nacionales cuyos párrafos extracto más
adelante. Otra vez será. Contentémonos por ahora con exponer tres o cuatro
recetas de las más usuales y seguras, convencidos de que ellas facilitarán la práctica
cómoda y casera de lo que se ha venido a llamar el más difícil de los géneros
literarios.
Comenzaremos
por el final. Me he convencido de que, del mismo modo que en el soneto, el
cuento empieza por el fin. Nada en el mundo parecería más fácil que hallar la
frase final para una historia que, precisamente, acaba de concluir. Nada, sin
embargo, es más difícil.
Encontré
una vez a un amigo mío, excelente cuentista, llorando, de codos sobre un cuento
que no podía terminar. Faltábale sólo la frase final. Pero no la veía,
sollozaba, sin lograr verla así tampoco.
He
observado que el llanto sirve por lo general en literatura para vivir el
cuento, al modo ruso; pero no para escribirlo. Podría asegurarse a ojos
cerrados que toda historia que hace sollozar a su autor al escribirla, admite
matemáticamente esta frase final:
"¡Estaba
muerta!"
Por no
recordarla a tiempo su autor, hemos visto fracasar más de un cuento de gran
fuerza. El artista muy sensible debe tener siempre listos, cómo lágrimas en la
punta de su lápiz, los admirativos.
Las frases
breves son indispensables para finalizar los cuentos de emoción recóndita o
contenida. Una de ellas es:
"Nunca
volvieron a verse".
Puede ser
más contenida aun:
"Sólo
ella volvió el rostro".
Y cuando
la amargura y un cierto desdén superior priman en el autor, cabe esta sencilla
frase:
"Y
así continuaron viviendo".
Otra frase
de espíritu semejante a la anterior, aunque más cortante de estilo:
"Fue
lo que hicieron".
Y ésta,
por fin, que por demostrar gran dominio de sí e irónica suficiencia en el
género, no recomendaría a los principiantes:
"El
cuento concluye aquí. Lo demás, apenas si tiene importancia para los
personajes".
Esto no
obstante, existe un truco para finalizar un cuento, que no es precisamente
final, de gran efecto siempre y muy grato a los prosistas que escriben también
en verso. Es este el truco del "leitmotiv".
Final:
"Allá a lo lejos, tras el negro páramo calcinado, el fuego apagaba sus
últimas llamas..."
Comienzo
del cuento: "Silbando entre las pajas, el fuego invadía el campo,
levantando grandes llamaradas. La criatura dormía..."
De mis
muchas y prolijas observaciones, he deducido que el comienzo del cuento no es,
como muchos desean creerlo, una tarea elemental. "Todo es comenzar".
Nada más cierto, pero hay que hacerlo. Para comenzar se necesita, en el noventa
y nueve por ciento de los casos, saber a dónde se va. "La primera palabra
de un cuento -se ha dicho- debe ya estar escrita con miras al final".
De acuerdo
con este canon, he notado que el comienzo exabrupto, como si ya el lector
conociera parte de la historia que le vamos a narrar, proporciona al cuento
insólito vigor. Y he notado asimismo que la iniciación con oraciones
complementarias favorece grandemente estos comienzos. Un ejemplo:
"Como
Elena no estaba dispuesta a concederlo, él, después de observarla fríamente,
fue a coger su sombrero. Ella, por todo comentario, se encogió de
hombros".
Yo tuve
siempre la impresión de que un cuento comenzado así tiene grandes posibilidades
de triunfar. ¿Quién era Elena? Y él, ¿cómo se llamaba? ¿Qué cosa no le concedió
Elena? ¿Qué motivos tenía él para pedírselo? ¿Y por qué observó fríamente a
Elena, en vez de hacerlo furiosamente, como era lógico de esperar?
Véase todo
lo que del cuento se ignora. Nadie lo sabe. Pero la atención del lector ya ha
sido cogida por sorpresa, y esto constituye un desiderátum, en el arte de
contar.
He anotado
algunas variantes a este truco de las frases secundarias. De óptimo efecto
suele ser el comienzo condicional:
"De
haberla conocido a tiempo, el diputado hubiera ganado un saludo, y la
reelección. Pero perdió ambas cosas".
A
semejanza del ejemplo anterior, nada sabemos de estos personajes presentados
como ya conocidos nuestros, ni de quién fuera tan influyente dama a quien el
diputado no reconoció. El truco del interés está, precisamente, en ello.
"Como
acababa de llover, el agua goteaba aún por los cristales. Y el seguir las
líneas con el dedo fue la diversión mayor que desde su matrimonio hubiera
tenido la recién casada".
Nadie
supone que la luna de miel pueda mostrarse tan parca de dulzura al punto de
hallarla por fin a lo largo de un vidrio en una tarde de lluvia.
De estas
pequeñas diabluras está constituido el arte de contar. En un tiempo se acudió a
menudo, como a un procedimiento eficacísimo, al comienzo del cuento en diálogo.
Hoy el misterio del diálogo se ha desvanecido del todo. Tal vez dos o tres
frases agudas arrastren todavía; pero si pasan de cuatro el lector salta en
seguida. "No cansar". Tal es, a mi modo de ver, el apotegma inicial
del perfecto cuentista. El tiempo es demasiado breve en esta miserable vida
para perdérselo de un modo más miserable aún.
De acuerdo
con mis impresiones tomadas aquí y allá, deduzco que el truco más eficaz (o
eficiente, como se dice en la Escuela Normal), se lo halla en el uso de dos
viejas fórmulas abandonadas, y a las que en un tiempo, sin embargo, se
entregaron con toda su buena fe los viejos cuentistas. Ellas son:
"Era
una hermosa noche de primavera" y "Había una vez..."
¿Qué
intriga nos anuncian estos comienzos? ¿Qué evocaciones más insípidas, a fuerza
de ingenuas, que las que despiertan estas dos sencillas y calmas frases? Nada
en nuestro interior se violenta con ellas. Nada prometen ni nada sugieren a
nuestro instinto adivinatorio. Puédese, sin embargo, confiar en su éxito... si
el resto vale. Después de meditarlo mucho, no he hallado a ambas recetas más
que un inconveniente: el de despertar terriblemente la malicia de los cultores
del cuento. Esta malicia profesional es la misma con que se acogería el anuncio
de un hombre al que se dispusiera a revelar la belleza de una dama vulgarmente
encubierta: "¡Cuidado! ¡Es hermosísima!"
Existe un
truco singular, poco practicado, y, sin embargo, lleno de frescura cuando se lo
usa con mala fe.
Este truco
es el del lugar común. Nadie ignora lo que es en literatura el lugar común.
"Pálido como la muerte" y "Dar la mano derecha por obtener
algo" son dos bien característicos.
Llamamos
lugar común de buena fe al que se comete arrastrado inconscientemente por el
más puro sentimiento artístico; esta pureza de arte que nos lleva a loar en
verso el encanto de las grietas de los ladrillos del andén de la estación del
pueblecito de Cucullú, y la impresión sufrida por estos mismos ladrillos el día
que la novia de nuestro amigo, a la que sólo conocíamos de vista, por
casualidad los pisó.
Esta es la
buena fe. La mala fe se reconoce en la falta de correlación entre la frase
hecha y el sentimiento o circunstancia que la inspiran.
Ponerse
pálido como la muerte ante el cadáver de la novia es un lugar común. Deja de
serlo cuando al ver perfectamente viva a la novia de nuestro amigo, palidecemos
hasta la muerte.
"Yo
insistía en quitarle el lodo de los zapatos. Ella, riendo, se negaba. Y, con un
breve saludo, saltó al tren, enfangada hasta el tobillo. Era la primera vez que
yo la veía; no me había seducido, ni interesado, ni he vuelto más a verla. Pero
lo que ella ignora es que, en aquel momento, yo hubiera dado con gusto la mano
derecha por quitarle el barro de los zapatos".
Es natural
y propio de un varón perder su mano por un amor, una vida o un beso. No lo es
ya tanto darla por ver de cerca los zapatos de una desconocida. Sorprende la
frase fuera de su ubicación psicológica habitual; y aquí está la mala fe.
El tiempo
es breve. No son pocos los trucos que quedan por examinar. Creo firmemente que
si añadimos a los ya estudiados el truco de la contraposición de adjetivos, el
del color local, el truco de las ciencias técnicas, el del estilista sobrio, el
del folklore, y algunos más que no escapan a la malicia de los colegas,
facilitarán todos ellos en gran medida la confección casera, rápida y sin
fallas, de nuestros mejores cuentos nacionales...
tomado de: www.ciudadseva.com
1.Continuando la historia.......
COMPARTO UNA IDEA TOMA DE:
http://www.orientacionandujar.es/
La idea de esta actividad es promover la escritura creativa de historias en los niños pero por medio de un patrón.
a continuación les presento un ejemplo de algunas fichas para promover la escritura de cuentos: en la parte de abajo encuentras el link del documento completo
Link de las fichas que pueden trabajar:
2. creación de tu ficha de personajes
Por medio de esta página llamada LITERAUTAS puedes construir tus propias fichas de personajes y usarla cuando quieras crear tus historias. Es una herramienta que permite de manera organizada conservar las carcterísticas, poderes e incluso apariencia de tu personaje.
3. Algunas herramientas online para crear cuentos
En internet puedes encontrar gran cantidad de espacios que te dan las bases para crear de manera creativa y dinámica tus propias historias.
La máquina de Pancho, es un programa sencillo para escribir cuentos en Flash. Pancho nos guía para que escribamos un cuento. Escogemos los escenarios, los personajes y el fondo musical; luego escribimos la historia y finalmente vemos nuestro cuento como si fuese una película. Es una herramienta muy divertida.
2. Tikatok:
Tutorial para que aprendas a usarlo
Es una herramienta online para crear cuentos infantiles. Se pueden
crear cuentos digitales partiendo de nuestros propios textos e imágenes o
bien elaborarlos con la ayuda que nos ofrece esta herramienta. Se
pueden elaborar historias en la versión gratuita, sin embargo para
registrarse como miembro es necesario el pago de una cuota anual.
3. Storybird:
Es una herramienta para crear cuentos online y compartirlas en la red.
Ofrece gran variedad de atractivas imágenes y, su punto fuerte es la
posibilidad de construir las historias de forma colaborativa. Es muy adecuada para trabajar la escritura, la lectura y
también la creatividad de nuestros . Aunque es gratuita, su
versión de pago ofrece más posibilidades. Se encuentra en ingles.
4. Storyjumper:
Herramienta web que sirve para escribir historias y fomentar la
creatividad.
Nos permite crear y publicar libros infantiles en línea. Además, tenemos
la posibilidad de que nos envíen el libro a casa en formato papel y con
tapas duras. En este caso, previo pago. Se encuentra en ingles.
5. Zooburst:
Herramienta web en la que podemos crear libros en 3D. En
su elaboración podemos incluir imágenes, texto y enlaces. Además,
cuenta con una versión Premium (de pago) que amplía las posibilidades de
la herramienta permitiendo tus propios dibujos o diferentes audios. Se encuentra en ingles.
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